Querida abuela María:
¿Qué tal todo por ahí arriba? Nosotras estamos contentas.
Aunque nunca llegaste a verlo, hace ya 14 años que estrenamos Nasei, nuestra propia marca de cosmética natural, y tenemos unas clientas muy majas.
Ellas están felices con los resultados que consiguen cuidando su piel gracias a las plantas y nosotras también al ayudarles a que se vean y sientan bien.
Siempre apuntamos maneras en este sentido, ya sabes.
¿Te acuerdas cuándo nos enseñabas a diferenciar la manzanilla silvestre de las chiribitas o margaritas?
Nunca más hemos vuelto a confundir las unas con las otras y nos quedó claro que la manzanilla silvestre (o camomila) sale por esta época, a principios de otoño, y las margaritas en primavera.
Resulta que el año pasado nos dimos cuenta que después del verano acabábamos siempre con la cara y el escote secos. ¡Y eso que no tomamos nunca el sol como tú nos decías!
Fue entonces cuando nos acordamos de aquella mezcla que hacías con la manzanilla que cogías en el campo familiar y aceite de almendras y que dejabas macerar durante semanas.
Nos vino a la memoria aquella sensación de piel suave, calmada y como nueva que aquel aceite nos dejaba cuando toda la familia nos lo dábamos en la cara.
Así que nos pusimos a investigar y descubrimos en varios libros antiguos que hacía muchos años esta mezcla ya se utilizaba para reparar la piel de los campesinos después de las largas temporadas de cosecha de trigo y maíz.
También caímos en la cuenta de que la naturaleza es sabia y que, además de la manzanilla, la malva también florece en agosto.
Las dos son calmantes. ¿Casualidad? Lo dudamos.
El caso es que con todo esto el año pasado creamos un sérum azul antioxidante para hacer frente a los daños que causa el sol y el verano.
¡Es la bomba! Nutre la piel un montón y huele tan rico que nos traslada directamente a aquellas tardes de otoño contigo en el campo.
Según lo usas las arrugas y las manchas se suavizan y parece que te quitas años de encima. De repente sientes la piel más elástica y luminosa y no deja brillos ni sensación de grasa.
Teníamos que contártelo y darte las gracias por la inspiración. Tú sí que sabías, abuela.
Un abrazo grande,
Celia y Lorena
P.D.: Que sí, que ya sabemos que lo mejor para limpiar la cara es el agua de rosas. Nunca con agua, como tú hacías.
*Esta belleza de imágenes han sido realizadas por la fotógrafa alemana Clara Marie. Te contaremos más sobre ella y su trabajo próximamente.
